Futuro inmediato. Impresión 3D
Surgida hace ya más de dos décadas y calificada como ‘tercera revolución
industrial’, aunque es todavía relativamente incipiente y no conocemos aún el
alcance y magnitud de los cambios que se adivinan, la impresión 3D es
claramente un movimiento imparable que ya tiene peso en la economía y que irá a
más según se perfeccione y abarate.
Es una tecnología que no necesita de complejas infraestructuras y pone
el poder de la manufactura en manos de la gente, lo que implica un importante
cambio que va a afectar a nuestro modo de producir y consumir, de relacionarnos
con los objetos; un cambio que tendrá consecuencias para la economía, que
plantea cuestiones sobre la propiedad intelectual y la falsificación, sobre las
relaciones laborales, sobre el papel del diseñador y el del consumidor, sobre
la cantidad de mercancía a producir, sobre el transporte de la misma alrededor
del globo, sobre el tipo de materiales a usar, la personalización de los
productos, etc.
Se abre una pequeña ventana a un vasto campo de productos y
posibilidades, que abarca ya casi todos los aspectos de la vida: desde comida a
órganos humanos, de ladrillos a piezas de vidrio o de cemento, de componentes
metálicos para construcción a muebles, desde cerámicas a prótesis o a
escayolas, desde joyas a vestidos, de juguetes a gafas y bolígrafos,
desde casas a lámparas y suelas de zapato.
Entre otros: piezas de mobiliario y objetos, -sillas, lámparas,
jarrones, vajillas–, producidas en diferentes materiales como cerámica, vidrio,
nylon, e incluso arena del desierto; zapatillas de deporte, juguetes, gafas y
joyas.
La estética y el
uso
Cuando se empezaron a vender impresoras 3D hace unos años, estas
parecían extraños artilugios de estética maker, llenos de cables y placas
de circuitos con todo al aire, que parecían salidos de una película de ciencia
ficción. Eso ha sido así hasta hace un par de años, cuando el pretendido asalto
a los hogares hizo que los fabricantes empezasen a cuidar mucho más
su estética. Para 2016 posiblemente se veren más avances en este
sentido, es decir, fabricantes que se alejan de la estética maker y se vuelcan
en diseños atractivos para el gran público.
Por otro lado, el uso sigue siendo una cuestión espinosa. Las
impresoras requieren cierto mantenimiento, y en ocasiones, más de las que nos
gustaría, reparaciones. Muchos usuarios quieren que su impresora 3d
funcione con la fiabilidad de un microondas, y aunque hemos avanzado
mucho, aún no hemos llegado a ese punto. Quien compra una impresora 3d tiene
que estar dispuesto a aprender ciertas operaciones de mantenimiento y
reparación que tarde o temprano tendrá que afrontar.
La buena noticia es que
desde hace un par de años, las impresoras que están llegando al mercado
presentan un nivel de fiabilidad muy superior a sus predecesoras, y eso se está
notando en el perfil del comprador, que poco a poco se atreve con la impresión
3d sin tener conocimientos de electrónica, algo casi impensable hace tres
años.
http://diariodesign.com/
http://diariodesign.com/2015/06/la-impresion-3d-es-el-presente-una-herramienta-sofisticada-y-profesional/
http://diariodesign.com/
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